Por Juan Castellanos
El tema de la verdad es simplemente apasionante porque da pie a pensar ¿Quién la tiene? o ¿Quién la sabe?
En mi paso por el mundo terapéutico, he encontrado muchas propuestas de diferentes teóricos hablando sobre cómo conocer la verdad y cómo saber cuándo algo es verdadero y cuándo es falso; sin embargo, lo más interesante de todas estas propuestas es que sólo basta con cuestionarlas y las mismas se tambalean, ya que no existe propuesta que incluya a todos en todos los tiempos posibles.
Vattimo mencionaba que la verdad es una tabla que ponemos encima de un precipicio, sólo basta el peso correcto en el lugar correcto, para que la misma se quiebre.
Todas las propuestas psicoterapéuticas buscan entender la realidad humana desde un punto de vista, sin embargo, son pocas las posiciones que intentan comprender la misma como una acción o como un movimiento. Estas últimas piensan que fijar algo es un idealismo falaz.
Si planteamos los procesos psicoterapéuticos desde este particular punto de vista, podríamos darnos cuenta de que la Verdad, como una entidad única, es algo imposible de sostener al paso del tiempo, ya que todo esta en constante cambio; pero es la actitud natural del ser humano la que intenta fijarla para poder predecirla, entenderla y conocerla.
Esta actitud natural que intenta predecir y entenderlo todo es una respesuta que tenemos al observar un mundo que no nos ofrece ninguna certeza, y es a lo que llamamos conciencia. La conciencia entonces, no es un acto psicológico, la conciencia es un encuentro de la persona con el mundo; sería entonces una relación indivisible de un existente con el mundo o como lo mencionaría Heidegger el Ser-en-el-mundo.
La Verdad Única es la necedad del existente por sentir que la vida no se mueva, no cambie y no se transforme aunque en realidad la misma lo haga, es un acto rebelde del existente de intentar atrapar la vida desde sus experiencias.
El enfoque fenomenológico intenta recordarle a las personas que esto es imposible, que pensar que existen verdades únicas no es más que intentar sacarle una fotografía a una película. Sin embargo, no hay forma que no intentemos sacar esas fotos, ya que nos ayudan a entender la complejidad de la película de la vida.
La Fenomenología en la Terapia, entonces, se plantea como un método para poder darnos cuenta de las fotografías que le sacamos a esa película, para poder observar que la vida está hecha de miles de millones de fotografías juntas.
Para los terapeutas, es fundamental reconocer esto para no intentar adoctrinar, cambiar, aconsejar o modificar desde nuestro criterio las historias que nuestros pacientes se quieren narrar.
En el Círculo Existencial hacemos un estudio a la Fenomenología como metodología de intervención terapéutica, acércate a nosotros para formarte como Terapeuta Existencial.
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